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CSIF SANIDAD CIENTÍFICA
N. 16 – Junio 2019
 Dióxido de cloro (Precursores: Clorato de
sodio, clorito de sodio, hidrógeno sulfato
de sodio)
ï‚· Hipoclorito de calcio
 Hipoclorito de sodio (o lejía, lejía sódica)
 Peróxido de hidrógeno
ï‚· Peroxomonosulfato de potasio (o
monopersulfato de potasio)
 Ácido tricloroisocianúrico (TCCA,
sinocloseno), Dicloroisocianurato de
sodio anhidro y Dicloroisocianurato de
socio dihidratado. Solo se utilizan
temporalmente cuando no se dispone de
los anteriores, un máximo de 50 días.
También se emplean otras sustancias como el
ozono, sales de plata o permanganato
potásico.
El ozono gas (O3) es un potente oxidante que
rompe los compuestos de elevado peso
molecular en pequeñas moléculas (Zainudin et
al., 2018) porque ataca a los restos
aromáticos o dobles enlaces (Liu et al., 2017).
Además, inactiva los patógenos resistentes al
cloro. Su efectividad depende tanto de la
dosis de ozono como del tiempo de contacto.
Aunque es un tratamiento eficaz, por su
inestabilidad, el ozono no produce un efecto
residual persistente en la red de distribución
(Hua et al.,2007).
El dióxido de cloro (ClO2) es un agente muy
oxidante capaz de eliminar olores y colores
del agua, que no produce clorofenoles (que
dan mal sabor al agua) en presencia de
fenoles. La eficacia biocida del ClO2 es igual
o superior al cloro en un amplio rango de pH,
especialmente para los ooquistes de
Cryptosporidium, contra los que el cloro es
ineficaz (Han et al., 2017). El dióxido de
cloro se genera in situ a partir de clorito
sódico, ya que es un gas tóxico que no debe
almacenarse (Pérez López et Espigares,
1999). Aunque el dióxido de cloro tiene
efecto residual, es difícil mantenerlo, por lo
que no se suele usar con ese propósito
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(American Chemistry Council, 2016). Se está
utilizando el ClO2 como desinfectante
alternativo al cloro, ya que no da lugar a
subproductos de la desinfección tóxicos (Al-
Otoum et al., 2016). El ClO2 no reacciona
con el amonio o los compuestos nitrogenados
del agua, ni es precursor del cloroformo. Sin
embargo, produce cloritos y cloratos cuyos
efectos no son suficientemente conocidos.
La cloración es el principal método de
desinfección de las aguas ya que es muy
efectivo contra los microorganismos y es
capaz de eliminar o facilitar la eliminación de
algunas sustancias químicas. La principal
desventaja de este tratamiento es que el cloro
reacciona con la materia orgánica del agua
generando subproductos como los
trihalometanos y los ácidos haloacéticos entre
otros.
La cloraminación es otro método de
desinfección útil. Las cloraminas también
tienen poder oxidante, aunque menor que el
cloro, sin embargo, son más estables y liberan
HOCl gradualmente, por ello se utiliza el
amoniaco como coadyuvante del cloro en la
desinfección del agua. Las cloraminas
producen menos sabor que el cloro en el
agua desinfectada. En comparación con el
cloro libre, las monocloraminas, que son la
especie dominante durante la cloraminación,
son menos reactivas y proporcionan un efecto
de desinfección de mayor duración en la red
de distribución del agua (Zhang et al.,
2018a).
Hay otros desinfectantes alternativos al cloro,
que se están estudiando más en profundidad,
ya que no se conocen los efectos de su uso a
largo plazo. Por ejemplo, el bromo que se usa
como desinfectante alternativo al cloro en
piscinas y spas, pero como produce
subproductos de la desinfección bromados no
se utiliza para la desinfección del agua
potable o el yodo se utiliza en operaciones
militares (OMS, 2018).